El otoño es la estación del año en que nos preparamos para el frio del invierno; nos compramos ropa abrigada, cambiamos las sandalias por las botas, incluso cambiamos la alimentación , es decir, dejamos de consumir tantos alimentos frio, pasando a calentarlos ya.
De esta forma, cambiamos los alimentos que tomábamos en verano, por otros que nos aportan las calorías y vitaminas necesarias para hacer frente al frio invierno dentro de unos meses.
Además, no sólo hay que prepararse y tomar fuerzas para el invierno, sino que con el otoño, también volvemos a la rutina y a nuestras obligaciones, por lo que necesitamos que lo que comamos nos de fuerzas y energías para afrontar lo que nos espera durante tanto tiempo hasta las siguientes vacaciones.
En esta estación, destaca que introducimos de nuevo las “comidas de cucharas”, es decir, sopas, cocido, lentejas, judías, y demás legumbres. Además, también son fundamentales los frutos secos, que las incluimos en las ensaladas y otros platos organizamos que hagamos.
También, incluimos las infusiones y tés calientes, frente a los granizados y tés helados del verano. De este modo, ayudamos al estómago a hacer una digestión más pesada y prevenimos a posibles gérmenes y virus que causan los catarros y la gripe, tan típicas en ésta fecha por los cambios de temperaturas: en el sol todavía hace algo de calor, y en la sobra empieza a hacer fresco ya. Tampoco pueden faltar las setas, que empiezan a aflorar en ésta época.
Además, para prevenir los catarros, es fundamental la vitamina C que podemos encontrar en las naranjas, en limones, en los tomates y en los kiwis, así ayudamos a las defensas naturales de nuestro cuerpo.