Es uno de los postres típicos que más gustan a todos, a pesar de ser muy diferente a lo que solemos tomar por aquí después de comer. El arroz con leche es un plato perfecto en el verano porque se puede tomar frío y es muy sencillo de preparar. Solo necesitamos unos 200 gramos de arroz (redondo o bomba), un litro de leche, 100 gramos de azúcar, una cáscara de limón y dos ramas de canela, que son indispensables para darle ese toque especial.
Colocaremos en una olla toda la leche, el azúcar, la canela y la cáscara de limón, que también puede cambiarse por una de naranja. En el recipiente se hará todo a fuego lento, es decir, debemos dejarlo hasta que empiece a hervir, a burbujear. Mientras tanto, podemos colocar el arroz en un colador para removerlo y conseguir que el almidón se reduzca y así tengamos menos peligro de que el arroz se pegue. Una vez lo tengamos listo, lo echaremos en la olla con la leche hirviendo, aunque bajaremos la temperatura a fuego suave.
Debemos remover a menudo el arroz para conseguir que no se pegue mientras va cogiendo la leche. Hay quien lo prefiere más caldoso y otros más secos, así que cuando esté a tu gusto, solo tienes que retirar la olla del fuego y dejarlo reposar. Puedes adornarlo antes de servirlo con un poco de canela o de azúcar moreno, para darle un toque aún más dulce.