Son muchas las personas que deciden comenzar a hacer ejercicio, sabiendo lo beneficioso que puede ser esto para sus vidas. El ejercicio físico nos ayuda a estar mejor con nosotros mismos, a tener un cuerpo más sano y preparado para el día a día, nos despeja la mente… Todo son ventajas, pero por supuesto, también requiere de un gran esfuerzo y de disciplina. Esto es, de lejos, lo más difícil de conseguir. No se trata de empezar a hacer ejercicio, sino de conseguir que el hábito se extienda en el tiempo.
Seguramente tú también lo hayas vivido en primera persona. Comienzas con muchas ganas y los primeros días cumples a rajatabla con lo que te propones. Sin embargo, las tentaciones siempre están ahí, y piensas que por fallar un día tampoco va a pasar nada… Para conseguir que cualquier actividad se convierta en un hábito debemos realizarla durante al menos tres semanas, siendo fiables al cien por cien, sin fallar. Esto solo se consigue con disciplina, mentalizándonos con un objetivo a medio/largo plazo, que será tremendamente positivo.
Enfocarte en el ejercicio y priorizar esa actividad sobre las demás. Marcarte objetivos factibles a corto plazo, para que te animes al poder cumplirlos. Buscar a alguien que salga a hacer ejercicio contigo, para que podáis tirar el uno del otro en los momentos malos. Al final, llegados a cierto punto, esa actividad que parecía imposible se convierte en un hábito, e incluso te das cuenta de que si no la haces te falta algo. Se trata de ser perseverante, de seguir avanzando y mejorando cada día.