Ya sea por los rigores del invierno o por la propia calor del verano, lo cierto es que en ocasiones nuestras manos parecen totalmente deshidratas y se muestran muy estropeadas si no las cuidamos convenientemente. Algunas personas no le dan mayor importancia, pero es cierto que nuestras manos son, junto al rostro, nuestra carta de presentación, y unas manos bonitas, tanto en un hombre como en una mujer, suponen una auténtica ventaja a todos los niveles.
Pero más allá de la superficialidad, cuidar nuestras manos tiene que ver con nuestra salud, para mantenerlas sanas y evitar, por ejemplo, esas típicas estrías o imperfecciones que suelen salir por no cuidarlas lo suficiente. Uno de los mayores problemas que tenemos en este caso es la hidratación correcta de nuestras manos, algo que muy pocos llevan a cabo, y que con unos simples consejos se puede arreglar a poco que prestemos atención y nos esforcemos en cuidarlas.
Por ejemplo, lavarnos las manos siempre antes y después de cada comida, o cuando hemos hecho un esfuerzo considerable, nos permitirá mantenerlas siempre hidratadas, especialmente cuando haga más calor y notemos que la sudoración también es mayor. Para evitar las típicas grietas en invierno, utilizaremos ese mismo método y no nos olvidaremos de los guantes, ya no solo al salir fuera, sino al llevar a cabo cualquier tipo de trabajo que haga que nuestras manos estén en contacto con superficies frías.
Obviamente, las cremas hidratantes son también una buena solución frente a este problema, pero no hace falta comprarlas a precio de oro en la tienda de la esquina. Podemos realizarlas nosotros mismos con una clara de huevo, medio pepino, una cuchara sopera de yogur y otra de aguacate, una cuchara pequeña de jugo de limón y unas gotas de aceite de menta. Mezclaremos bien batidos todos estos ingredientes para crear una mezcla homogénea y la aplicaremos sobre nuestra piel, dejándola actuar durante 15 minutos, para luego retirarla siempre con agua tibia.