Cuando llega la temporada invernal, y con ella el frío extremo, nuestras manos suelen pasarlo bastante mal. Y no es casualidad, ya que son una de las partes de nuestro cuerpo que más expuestas están a los agentes externos. Podemos abrigarnos todo lo que queramos, pero las manos se enfriarán enseguida. Y si no las cuidamos corremos el riesgo de que se agrieten, con el daño que eso produce.
Lo mejor es ponernos guantes siempre que tengamos ocasión. Evidentemente no podemos estar con los guantes todo el día, sobre todo en el trabajo, pero al menos nos protegerán mientras salimos al exterior. Así mismo, la hidratación de las manos también es esencial en esta estación, y no solo en verano. Unas manos bien hidratadas serán más fuertes. Ponernos una crema protectora contra el frío cada mañana suele ser también una buena alternativa para fortalecer nuestra piel.
Cuando vayamos a lavarnos las manos, algo que por higiene debemos hacer varias veces al día, también es importante tener agua templada. Ojo, no decimos ni fría ni caliente, sino templada, para no irritar la piel. Además, evitaremos en lo posible las prendas de lana, ya que pueden resultar también irritantes para nuestra epidermis, especialmente si tenemos las manos secas.