Los niños con predisposición a la celiaquía no deben consumir gluten hasta el año y medio de vida, esto se debe a que se ha demostrado que la celiaquía, si bien tiene un factor desencadenante hereditario o genético, puede mantenerse en «latencia» y despertarse ante un agente ambiental, como en este caso sería, la presencia de gluten a edad temprana.
Son varios los agentes que se han analizado en el posible desarrollo de esta enfermedad: El factor hereditario viene de la mano un gen, el HLA DQ2, cuya presencia sería condición necesaria pero no suficiente. Es decir, que no todas las personas que tienen este gen desarrollan la enfermedad celíaca, una condición que, de momento, es incurable pero transcurre con buena calidad de vida para el paciente que hace el tratamiento adecuado.
Aparentemente, la ingesta temprana de gluten en niños con predisposición genética podría desencadenar la enfermedad en una reacción de tipo autoinmune, donde las células T del intestino terminan dando origen a la inflamación intestinal y pérdida de vellosidades.
El intestino de un paciente celíaco que no está en tratamiento, está liso, carente de vellosidades. Cabe destacar que estas vellosidades son las responsables de la correcta asimilación de nutrientes, permitiendo el pasaje de sustancias nutritivas a través del intestino. Las vellosidades ejercen además, una función de aumento de la superficie de contacto por lo que, un intestino liso, es un intestino enfermo y termina por generar desnutrición en la persona, aun cuando consuma una buena cantidad de alimentos.
Uno de los últimos avances en farmacología es el desarrollo de inhibidores de zonulina, una sustancia que, aparentemente, estaría relacionada con la enfermedad celíaca y su mayor concentración permite al intestino el pasaje de moléculas de mayor tamaño. Estas moléculas de mayor tamaño como la de la gliadina del gluten, al atravesar la barrera intestinal provocaría la respuesta autoinmune típica que da lugar a la enfermedad celíaca. Se cree que los celíacos poseen mayor concentración de zonulina y un fármaco capaz de inhibirla conduciría a mejoras notables y a la posibilidad de consumir algo de gluten.
Habrá que esperar en tanto los estudios resultan más concluyentes y el AT-1001, como se llama el medicamento, es testeado y analizado en su eficacia y, además, en términos de costo-beneficio para la salud del paciente.