A la hora de comenzar una dieta equilibrada, ya sea para adelgazar y perder kilos o simplemente para mantenernos en forma de manera saludable, siempre hay algunos alimentos que crean mucha controversia, ya que algunos dicen que son muy beneficiosos y otros que son tremendamente perjudiciales. Es el caso de los frutos secos.
Estos frutos secos, como avellanas, nueces, almendras, etc… son alimentos que siempre han sido considerados demasiado calóricos, por lo cual se desaconsejaba su inclusión en cualquier dieta. Sin embargo, los últimos estudios están demostrando que, en su justa medida, los frutos secos nos aportan muchos más beneficios que problemas.
Y es que un puñado de estos frutos secos, aproximadamente 30 gramos que es lo recomendado para consumo diario, no sobrepasa las 200 calorías, y además nos ofrece unos beneficios muy interesantes, como el control sobre los niveles de azúcar o colesterol, algo muy interesante para todos aquellos que sufren, por ejemplo, problemas cardíacos.
Uno de los perjuicios que siempre se les achaca a estos alimentos es su alto contenido en grasas, aunque si lo pensamos bien, son grasas no saturadas, es decir, beneficiosas. Este tipo de grasas nos otorgan mucha energía para llevar a cabo nuestras tareas diarias, o para hacer deporte, si lo necesitamos, y no tienden a quedarse en nuestro organismo, al contrario que las saturadas.