Vivimos en un mundo en el que el tiempo libre no suele abundar, además de pasarnos gran parte de la jornada sentados en nuestros trabajos, sin apenas realizar ejercicio alguno. Es por eso que el sedentarismo se está volviendo un problema tan acuciante para mucha gente en estos últimos tiempos. No hacer ejercicio puede conllevar mala salud, porque no nos movemos, no quemamos grasa y perdemos flexibilidad y forma física. Por eso, cualquier pequeño detalle que cambiemos en nuestra rutina puede ser importante, como elegir las escaleras en lugar de subir por el ascensor.
En el trabajo, en casa, cuando vivimos en pisos, lo natural es que tengamos estas dos opciones. Hay ocasiones en las que las escaleras son demasiado largas, y es imposible subirlas tantas veces al día. Pero nosotros sí aconsejamos escoger este método siempre que sea posible, para al menos hacer algo de ejercicio, que además es muy positivo. Subir escaleras fortalece nuestras piernas, mejora nuestra postura y ayuda a que ganemos en forma y flexibilidad. Y no hace falta que estemos todo el rato subiendo y bajando, sino que bastará con hacerlo algunas ocasiones al día.
Todo cambio cuenta, y el ejercicio de subir y bajar escaleras es muy apropiado para mantener al menos un poco la forma, si no podemos hacer otro tipo de ejercicio. Caminar al trabajo, si no está muy lejos, evitar los ascensores… Todo este tipo de detalles pueden, al final, marcar la diferencia a la hora de estar más o menos en forma.