El verano hace que las temperaturas suban de manera considerable, especialmente en el sur de nuestro país, donde muchos días es imposible soportar los cerca de 40 grados que suelen darse sin hacer uso de ventiladores o aires acondicionados. Sin embargo, esta costumbre puede llegar a ser también nociva para nuestra salud, ya que la diferencia de temperatura entre el exterior y el interior con los aires acondicionados puede ser tan grande que nos provoque resfriados y catarros.
Es algo común ver a gente constipada en pleno julio o agosto por culpa de este proceso. No estamos diciendo que haya que quitar el aire acondicionado, porque en muchos casos se hace imprescindible, pero sí hemos de tener en cuenta la temperatura justa a la quede estar. Los expertos confirman que una habitación a 24 o 25 grados ya es lo suficientemente fresca como para estar a gusto, al menos durante las horas del día. El problema llega cuando el aire acondicionado se pone por debajo de los 20 º y crea esa sensación de «frío» artificial.
Ese es el punto más importante para evitar este tipo de catarros y resfriados veraniegos. Además, trataremos de equilibrar un poco el cambio de temperatura cuando salgamos afuera, apagando el aire unos diez minutos antes de salir a la calle con temperaturas más altas. Seguiremos llevando una dieta rica y variada para que nuestro cuerpo se mantenga fuerte y si vemos a algún compañero que ya ha caído en el catarro, guardaremos las distancias todo lo posible para no caer nosotros también.