Cuando nuestro cuerpo y mente necesita estar despierto, activo y en funcionamiento recurrimos a remedios como el café, ricos en un componente muy conocido por todos: la cafeína.
Sin embargo, los que toman té han podido comprobar que también sienten un efecto parecido como si tomasen café, pero no tan grande; es decir, sienten ese nerviosismo de la cafeína pero de una manera más reducida.
Hasta hace unas décadas, se pensaba que el componente que tenía el té era diferente al que tenía el café; por lo que lo llamaron teína. Pero diversos estudios demostraron que la cafeína y la teína son lo mismo. En otras palabras: la molécula que contiene el café y que llamamos cafeína, es la misma que está en el té y llamamos teína.
La única diferencia que se encuentra entre la molécula que contiene el café y la que contiene el té es la cantidad, ya que en el café hay mayor cantidad de cafeína que en el té, llegando a ser el doble por taza. Aunque es cierto que dependiendo del té se puede encontrar más o menos teína / cafeína, nunca llega a ser tanto como en el café.
Otra diferencia que podemos encontrar entre la cafeína en el café y en el té es la duración del efecto. Al tomarnos una taza de café, automáticamente nos sentimos activos y desaparece el sueño, pero tiene un efecto rebote, ya que pasan muy rápido y se siente más sueño que antes; mientras que al tomar té, al tener menor cantidad de cafeína concentrada, el efecto es menor pero más duradero en el tiempo.