Cuando llegan los meses estivales es normal que bajemos la intensidad e incluso el número de entrenos, debido a las altas temperaturas. Y es que no es lo mismo hacer ejercicio a 15 grados que a 30, incluso cuando estamos en un gimnasio climatizado. Si salimos a correr o lo hacemos al aire libre, la diferencia se nota aún más. Buscaremos las horas más frescas para seguir nuestra rutina, pero tendremos que ir preparados para sudar incluso más de lo habitual.
Para muchos, la sudoración es un síntoma de que estamos haciendo bien el trabajo. Y está claro que en circunstancias normales lo es. De hecho, los expertos argumentan que la sudoración durante el ejercicio supone un síntoma claro de que estamos quemando calorías. Pero no debemos guiarnos solo por esto, puesto que tampoco es lo único que debemos tener en consideración. Por ejemplo, sudar demasiado haciendo ejercicio en verano puede ser peligroso, si no estamos preparados y convenientemente hidratados.
La sudoración es normal durante un ejercicio físico intenso, pero debemos evitar que nos provoque problemas. Por ejemplo, utilizar una cinta para el pelo, evitando así que el sudor caiga sobre los ojos y nos moleste. Utilizar también un desodorante deportivo para evitar los malos olores tampoco vendrá mal. Y en cuanto terminemos el ejercicio, directos a la ducha, para quitarnos esa pegajosa sensación de encima. Conclusión: sudar está bien, pero tampoco debemos proponernos el salir empapados para quedar satisfechos con nuestra rutina.