Podrán quitarles de la carne procesada, de alimentos azucarados y de todo eso que se supone que no hay que comer porque es dañino para la salud, pero hay algo a lo que muchos no están dispuestos a renunciar: la cerveza. Ese líquido dorado de los dioses que lleva ya siglos entre nosotros, y que se ha convertido, seguramente, en la bebida alcohólica más popular en todo el mundo. Muchos defienden sus beneficios como antioxidante, otros reniegan de ella por su alcohol y sus gases... Y en este último punto, lo cierto es que hay novedades al respecto.
Los últimos estudios están tratando de desmitificar esa afirmación, ya que parece que la cerveza no provoca tantos gases como la gente cree. Ese malestar en el estómago que muchos afirman sentir después de beber cerveza puede deberse más a otros alimentos o bebidas. Está claro que si tomamos demasiado, seguramente los efectos sí que se noten, pero con un par de ellas, los gases no deberían hacer aparición, y desde luego, serían siempre menores a los que nos aportan las bebidas azucaradas y refrescos.
Desde la Universidad Complutense de Madrid han realizado diversos estudios comparados para demostrar la falsedad de la afirmación de que la cerveza producía gases, y han defendido su consumo, siempre de forma moderada, gracias a todos los minerales y antioxidantes que nos aporta.