Pese a lo que puedan pensar mucho, el sol es nocivo para la piel; sobre todo cuando no se usa una crema protectora. Si no es así, podemos sufrir quemaduras muy peligrosas. Estas quemaduras tienen lugar cuando el sol y sus rayos ultravioletas entran en nuestra piel y matan el tejido de la epidermis.
El principal de los síntomas es la sequedad de la piel, ya que se ha deshidratado, seguido de una rojez y una sensación de calor, que dependiendo de la intensidad de la quemadura puede durar 24 horas o una semana. Si es muy fuerte, pueden llegar a salir ampollas, muy molestas, que desaparecen después de unas dos o tres semanas.
Si la quemadura es suave, la rojez desaparece al día siguiente de la exposición solar. Para ayudar a pasar esas horas siguientes a la exposición al sol, hay que aplicarse un aftersun, o crema hidratante. En el caso de no tener crema, bastaría con poner sobre la zona afectada compresas mojadas en agua fría.
Como remedio casero, hay personas que en vez de agua se aplican vinagre. Eres de esos que soporta bien el olor del vinagre, no dudes en utilizar este remedio.
En vez de vinagre, también puedes mojar la compresa en leche fría, o leche con agua. Si en el agua echas unos puñados de sal, ayudarás a mantener la humedad
En el caso de que la quemadura sea un poco más fuerte, como en la quemadura suave, hay que aplicar crema hidratante para la piel. Si duele la zona afectada, puedes tomarte una pastilla, bien aspirina o ibuprofeno.
Cuando las quemaduras provocan ampollas, fiebre u nauseas, es síntoma de haber estado expuesto demasiado tiempo al sol. En este caso, es recomendable acudir al médico.
Es importante, que durante y después de haber tomado el sol, tomemos mucho agua, para sí evitar la deshidratación.